París.
Un viejo teléfono, una lámpara verde y un pesado escritorio
de madera: el tiempo parece haberse detenido en el despacho de Marie Curie, de
cuyo nacimiento se cumplieron 150 años ayer. El cuarto de altos ventanales en
el que trabajó la famosa científica es parte del Museo Curie, ubicado en el
distrito V de París. Al lado está su laboratorio químico privado, con vistas a
un pequeño jardín. El museo, algo escondido, es sobre todo para amantes de la
ciencia.
Pero a tan sólo cinco minutos se encuentra el Panteón, que
con motivo de este aniversario dedicó una exposición a la premio Nobel de
Física y Química. Por allí pasan cada año unos 600 mil visitantes, pues es el
lugar en el que Francia rinde homenaje a los héroes de la nación. Son sobre
todo hombres, como los filósofos Voltaire y Jean-Jacques Rousseau o los
escritores Víctor Hugo y Émile Zola. Pero desde 1995 también reposan allí los
restos de Marie Curie (1867-1934) y de su esposo, Pierre Curie (1859-1906).
Es la científica más famosa del mundo, apunta Nathalie
Huchette, responsable de la exposición. Es la única mujer que consiguió dos
premios Nobel.
En 1903 le fue concedido el Nobel de Física junto a su
marido y al francés Antoine-Henri Becquerel por el descubrimiento e
investigación de la radiactividad. En realidad el comité iba a otorgárselo sólo
a Becquerel y Pierre Curie, pero este último peleó para que también Marie fuera
reconocida.
En 1911, ya en solitario, la científica de origen polaco
recibió el Nobel de Química por haber descubierto el radio. Fue la primera
mujer en ser reconocida en el Panteón por sus logros y tuvieron que pasar dos
décadas hasta que se concedió ese honor a Geneviève de Gaulle-Anthonioz y
Germaine Tillion, luchadoras de la resistencia. “Destacó en un mundo de
hombres. Abrió un camino para las mujeres.
Fue un modelo para la emancipación femenina, explica
Huchette. Tras la prematura muerte de Pierre en un accidente, en 1906, tuvo que
luchar sola contra muchos prejuicios.
Campañas de difamación
Era mujer y extranjera, por lo que no fue muy bien recibida
en Francia en 1910 y 1911. Fue objeto de campañas de difamación en la prensa
conservadora y de extrema derecha. Y no fue aceptada en la Academia de las
Ciencias.
Maria Sklodowska nació en Varsovia en el seno de una familia
de maestros. Fue la pequeña de cinco hermanos y su madre murió cuando todavía
era una niña. Durante años trabajó para ayudar a una de sus hermanas a estudiar
en París, a cambio de que después ella hiciera lo mismo por Marie.
La futura premio Nobel llegó a la capital francesa con 24
años y allí estudio física, química y matemáticas.
Conoció a Pierre en 1894 y la ciencia los unió en el
laboratorio y en la vida. Trabajaron juntos y tuvieron dos hijas: Irène y Ève.
La primera también se dedicó a la ciencia, se casó con un asistente de Marie,
Frédéric Joliot, y juntos ganaron el Nobel de Química en 1935. Durante la
Primera Guerra Mundial, Madame Curie y su hija Irène pusieron en marcha un
servicio de unidades móviles de radiografía que pasaron a llamarse las pequeñas
Curie. La radiactividad que descubrió fue posiblemente la que provocó su
muerte, en 1934, debido a las prolongadas exposiciones a materiales
radiactivos, sobre cuyos efectos adversos no se sabía entonces tanto.
Tampoco su Polonia natal la olvidó en este aniversario. Allí
se celebraron exposiciones y actos culturales en varias ciudades, mientras la
Universidad de Varsovia organizó una conferencia científica.
La Universidad Curie de Lublin también le rindió homenaje y
en la capital se colocó una corona de flores ayer ante el monumento que
recuerda al matrimonio.
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