El exmandatario
socialista chileno (2000-2006), advierte de que el combate contra el cambio
climático no puede quedar sólo en manos de EE UU y China
El expresidente de
Chile Ricardo Lagos durante la entrevista en su oficina de la Fundación
Democracia y Desarrollo, en Santiago. SEBASTIÁN UTRERAS
Alejado de la política coyuntural chilena —afectada seriamente por una
crisis de confianza en las instituciones—, en la vida de Ricardo Lagos Escobar (Santiago
de Chile, 1938) —el primer socialista en llegar a La Moneda tras Salvador Allende— el
cambio climático se ha convertido en un asunto prioritario. Como expresidente
fue enviado especial de la ONU para tratar el calentamiento global y
actualmente, entre otros asuntos, conforma el grupo The Elders —Los Mayores, en español— la ONG fundada en 2007 por Nelson Mandela que
reúne a conocidos líderes para contribuir a los problemas mundiales.
En abril, Lagos visitó
Etiopía, donde pudo observar los desplazamientos humanosque provoca
la sequía. A fines de agosto viajará a Sudáfrica. Su fundación, Democracia y Desarrollo, este año está enfocada
en un proyecto verde, Cambia el clima, que
busca recoger las ideas de los ciudadanos para frenar el calentamiento global.
En la antesala de la COP25 que se
celebra en diciembre en Chile —la cumbre medioambiental de mayor importancia
del planeta— la iniciativa ha recogido desde abril unas 12.00
Chile: a la vanguardia contra el cambio climáticoLas heridas del cambio
climático en Chile
“¿Cómo hacemos responsables al ciudadano, la ciudadana, el joven, el mayor
y al adulto para que tome conciencia de que el calentamiento global es un tema
que a todos nos compete? La idea es decir: ‘Tú, cambia el clima’, una especie de
invocación a la persona”, explica Lagos en su oficina del municipio de
Providencia, en la capital chilena, desde donde ha impulsado diferentes
mecanismos de participación de la ciudadanía a través de las nuevas
tecnologías.
Cambia el clima también es un proyecto digital que invita a los ciudadanos a aportar
ideas en torno a ocho temas relevantes desde la óptica climática: energía,
ciudad, transporte, basura, agricultura y ganadería, producción y consumo,
agua, y conciencia y conocimiento. También lanza una pregunta abierta para que
los participantes puedan aportar libremente. Hasta ahora, la mayoría se ha
referido a asuntos relacionados al tratamiento de la basura (18%). Han
participado sobre todo mujeres (74,5%) y personas entre 25 y 34 años (24%). Recogerá
ideas durante todo 2019, para luego presentar la propuesta a las autoridades
chilenas. “Es una toma de conciencia de la ciudadanía”, explica.
“En 2020 nos gustaría tener contraparte en el resto de los países de
América Latina. Como región, podríamos armar un experimento mucho más
enriquecedor para todos, que nos permitiría perfilarnos. ¿Podemos tener los
latinoamericanos una mirada común en torno al calentamiento global?”, se
pregunta retóricamente Lagos, uno de los grandes símbolos de la socialdemocracia
en el país sudamericano. “No es fácil actualmente con los cambios que se están
produciendo en la región, que son bastante obvios. Pero es indispensable tener
una voz como Latinoamérica y una forma es escuchar a la gente”, analiza al
tiempo que señala que existen conversaciones para que su proyecto Cambia el clima se extienda incluso a España y Portugal.
Relata que todo comenzó con la indignación: cuando Donald
trump se retiró del acuerdo de París. "Me pareció
inadmisible que a esas alturas un presidente dijera: ‘Me retiro, porque no creo
en la ciencia’. Es desconocer la responsabilidad histórica de Estados Unidos.
Porque, ¿qué porcentaje de gases de efecto invernadero que hay hoy en la
atmósfera provienen de EE UU? Un 28%. ¿Qué país lo sigue? Rusia, con 9%.
Después, los países industrializados: Inglaterra, Alemania, Francia. Por allá
abajo, China, con 5%. Y más abajo la India: que tiene 2%”, subraya Lagos. Esa
contrariedad le llevó a contactó entonces a los expresidentes agrupados en
el Club de Madrid,
que redactaron una rotunda declaración conjunta: “El cambio climático es
mucho más que datos, figuras y grados centígrados. Es sobre nuestros valores y
nuestro futuro”, escribieron.
La ciudadanía
movilizada
En las antípodas de Trump, por tanto, Lagos instala a la ciudadanía
movilizada. Ha seguido con fascinación el trabajo de Greta Thunberg, la
activista sueca de 16 años, símbolo de las protestas por el clima. “Greta es
notable... ¡notable! Ella se convenció de esto e hizo una invocación directa”,
reflexiona el exmandatario. “Los jóvenes están más conscientes de que la
supervivencia del ser humano en el planeta es lo que está en cuestión. La gente
dice: ‘Va a desaparecer la Tierra’. Es la vida de nosotros, el homo sapiens, es lo que está en cuestión”, agrega el socialista.
En América Latina, continúa Lagos, el mayor emisor “es Brasil, por lejos”.
“Tiene un triste récord: emite más cada año por los árboles que corta y que
dejan de absorber gases de efecto invernadero que por lo que produce en su PIB
para alimentar a 200 millones de brasileños. Ese récord no lo tiene nadie en el
mundo”, dice. EE.UU. emite entre 20 a 22 toneladas por persona de gas
carbónico, dice el socialista. De acuerdo a los mismos parámetros, la Europa
del euro entre 10 y 12. ¿Los latinoamericanos? Entre cinco y seis toneladas.
“Si vamos a ser nueve mil millones de habitantes en la Tierra en 2050, no se
pueden emitir en promedio más de dos toneladas por persona. El esfuerzo que hay
que hacer en enorme”.
Aunque Chile absorbe gases de efecto invernadero —“por los arbolitos que
hemos plantado los chilenos en los últimos 40 o 50 años”— a Lagos le preocupa
lo que sucede en su país. En la clasificación global de países por estrés
hídrico del Instituto Mundial de Recursos,
recientemente difundido, Chile aparece en el lugar 18, inmediatamente después
de los 17 países con riesgo extremadamente alto de carencia de agua, como
Qatar, Israel o Irán. “Por un pelo no quedamos entre los 17, pero estamos entre
los que tienen alto riesgo”, señala Lagos. El siguiente latinoamericano en liza
es México, en el lugar 24. Un segundo informe alerta sobre la situación de
Chile: el del IPCC, el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, con
sede en Ginebra.
El combate contra el cambio climático toca fibras profundas. “Tiene que ver
con un asunto moral, de ética”, dice el expresidente chileno. Es la razón por
la que no acepta que países pequeños no asuman también su responsabilidad: “Si
los chicos nos vamos a lavar las manos, ¿vamos a dejar solo a EE.UU. y China? Lo
de Trump me indigna, me resulta inadmisible, pero para tener derecho a
indignarme tengo que tener la ética de lo que estamos haciendo”, dice el
expresidente chileno, que augura nuevos paradigmas: “Soy de la época en que te
medían por ingreso por habitante. En cinco años más, la pregunta será: ‘Señor,
lo felicito, le ha ido bien, tiene 30.000 dólares de PIB, pero ¿cuánto emite?’
La emisión de carbono por habitante será la gran cartilla de presentación ante
el mundo", señala el expresidente. "Los países van a dar un examen de
cuán civilizados son, de acuerdo a cuánto emiten”.
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