CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Los gobiernos de Enrique Peña
Nieto y de Felipe Calderón, en los que el candidato presidencial priista José
Antonio Meade fue secretario de Hacienda, son los de más bajo crecimiento
económico en México desde la década de los ochenta y ambos figuran entre los
tres de peor desempeño en la historia moderna del país.
Así lo indican cifras y proyecciones del Banco Mundial (BM),
el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (Inegi), las cuales ubican al sexenio de Peña Nieto como el tercer
gobierno más mediocre en resultados económicos desde 1934.
De acuerdo con los datos del BM y el FMI, el promedio anual
de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) durante el gobierno de Peña
Nieto (2013-2018) será el 2.30%, apenas 0.13 puntos por arriba del promedio del
gobierno de Calderón (2.17%).
Durante la gestión de Calderón (2006-2012), Meade fue parte
de la cúpula tecnocrática que diseñó y ejecutó la política económica del
gobierno panista, que ha sido el de peores resultados económicos en los últimos
83 años, después del de Miguel de la Madrid (1982-1988).
En el sexenio calderonista, Meade fue primero coordinador de
asesores de quien fuera el secretario de Hacienda entre 2006 y 2009, Agustín
Carstens. Después fue subsecretario de esa cartera y, finalmente, su titular,
entre septiembre de 2011 y el 1 de diciembre de 2012.
Del gabinete de Calderón, Meade pasó al del priista Peña
Nieto como secretario de Relaciones Exteriores. En 2015 asumió como titular de
la Secretaría de Desarrollo Social y el 7 de septiembre de 2016 fue designado
secretario de Hacienda en sustitución de su amigo Luis Videgaray, economista,
como él, del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Según las cifras y proyecciones del BM y el FMI, con
Videgaray y Meade en Hacienda, Peña Nieto terminará su gobierno con cifras
económicas casi tan bajas como las de Calderón o incluso peores en algunos
rubros.
El BM, por ejemplo, estima que durante los primeros cuatro
años de gobierno de Peña Nieto el PIB per cápita de los mexicanos, en dólares,
se ha reducido en 8.5% al pasar de 9 mil 870 dólares en 2012 a 9 mil 40 dólares
en 2016.
Desde el llamado Maximato (1928-1934) que siguió a la
Presidencia de Plutarco Elías Calles, sólo De la Madrid ha tenido peores
resultados económicos que Peña Nieto y Calderón.
Fue cuando, en medio de la crisis de la deuda que vivió
Latinoamérica, el PIB de México aumentó apenas 0.21% por año, según datos del
Inegi, el Banco de México (Banxico) y la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe (Cepal).
El paso por Hacienda
En los gobiernos de Calderón y Peña Nieto, Meade sumó 29
meses al frente de la Secretaría de Hacienda. Durante el año y tres meses que
el actual candidato presidencial del PRI-PVEM-Panal fue titular de Hacienda con
Calderón, México se expandió a una tasa de 3.6%.
Como secretario de Hacienda de Peña Nieto le fue peor.
Cuando dejó el cargo, en noviembre pasado, para iniciar su precampaña, la
economía apenas había crecido 1.2% durante el trimestre previo, la tasa más
baja desde el periodo octubre-diciembre de 2013.
Todo eso no le ha impedido al hoy candidato priista presumir
sus cualidades como economista. “México –dijo en enero ante militantes del PRI
en Colima– necesita, hoy más que nunca, propuestas que generen confianza,
propuestas que generen unidad, propuestas que generen reconciliación,
propuestas que hagan de México una potencia”.
Hasta ahora, Meade no ha dicho si en un eventual gobierno
suyo haría algo diferente a lo que han hecho los dos últimos gobiernos, de los
que formó parte.
En la opinión del exsecretario ejecutivo de la Cepal, José
Antonio Ocampo, para que México se transforme en “una potencia” y satisfaga las
necesidades de su población debería crecer a tasas anuales sostenidas de 5%.
“De lo contrario eso no va a ocurrir. China es una potencia
porque ha crecido a tasas de siete, ocho y 10% la mayor parte de los últimos 30
años”, dice a Proceso el doctor en economía de la Universidad de Yale, la misma
donde cursó Meade un posgrado igual.
Según datos de la Cepal, en el periodo 2013-2018 México será
una de las ocho economías latinoamericanas con más bajo crecimiento. Ocampo
considera que debe haber algo “muy equivocado en un modelo de desarrollo que no
logra ni crecimiento ni aumentos en los ingresos de la población. En ese
sentido es un modelo agotado”.
El economista colombiano afirma que el decrecimiento del PIB
desde 1990, cuando tomó vuelo el proceso de apertura económica, revela que el país
tiene un “problema estructural” que no se resuelve con la estrategia económica
aplicada desde el sexenio de Miguel de la Madrid.
El especialista considera que los gobiernos mexicanos desde
Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) hasta Enrique Peña Nieto, han incurrido
en una grave omisión: el proceso de apertura económica no ha ido acompañado de
políticas productivas y tecnológicas que le permitan al país “sacarle más
provecho al desarrollo exportador exitoso”.
Las exportaciones de México pasaron de 50 mil 900 millones
de dólares en 1994 –equivalentes al 10% del PIB de ese año–, a 409 mil 494
millones en 2017, que representaron el 36% del producto nacional y que en su
mayoría se destinaron al mercado estadunidense.
“Pero México es un ensamblador de insumos que vienen de
Estados Unidos y de Asia. El contenido mexicano de las exportaciones es muy
bajo, y eso no genera crecimiento”, indica el economista, quien dice que este
gobierno no solo persistió en el modelo económico, sino que intentó
profundizarlo con sus “reformas estructurales”.
En noviembre pasado, ante el cuerpo diplomático acreditado
en México, el entonces secretario de Hacienda, José Antonio Meade, defendió las
reformas fiscal y energética de Peña Nieto y dijo –en contra de lo que indican
las cifras de los organismos multilaterales y del Inegi– que éstas han
producido crecimiento económico.
Dos meses antes, en una reunión con senadores del PRI, Meade
había reconocido que el gobierno había frenado la estrategia de impulsar el
crecimiento económico para reducir el nivel de endeudamiento y estabilizar las
finanzas públicas:
“En los últimos dos años le hemos quitado ese estímulo a la
economía para ir reduciendo el déficit, el cual nos está permitiendo que la
deuda como porcentaje del PIB empiece a caer”, aseguró.
Contradicciones
Como candidato, Meade comenzó a deslindarse de políticas que
ejecutó como secretario de Hacienda. Por ejemplo, ha negado ser el autor del
“gasolinazo” (el aumento en 20% en las gasolinas y el diésel decretado el año
pasado) y dijo que ese incremento se debió a que el precio de los combustibles
“se determina internacionalmente”.
El Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de
Desarrollo Social (Coneval) señaló el 21 de marzo, en su informe anual, que la
inflación de 2017 (6.77%, la más alta en 17 años, impulsada por el
“gasolinazo”) incrementó a 41% la proporción de mexicanos cuyo ingreso laboral
no alcanza para comprar los bienes de la canasta alimentaria.
Durante el sexenio de Calderón, la pobreza ya había subido
5.4% (pasó de 31.7% a 37.1%) y la cifra de mexicanos pobres aumentó en 9.8
millones, de acuerdo con la Cepal.
La institución indica que entre 2006 y 2014 el saldo social
de los gobiernos de Calderón y Peña Nieto fue totalmente deficitario: 10.6
millones de mexicanos engrosaron las filas de la pobreza en el país.
El Coneval estima, por su parte, que entre 2012 y 2016 el
número de mexicanos pobres se incrementó en 100 mil, al pasar de 53.3 millones
a 53.4 millones en ese lapso, mientras que la pobreza se redujo de 45.5% a
43.6% en el mismo periodo.
El execonomista en jefe para América Latina del Banco
Mundial, Guillermo Perry, dice a este semanario que a México le ha faltado algo
después de integrarse a la economía global y buscar más dinamismo de su sector
privado:
“Los países exitosos han hecho esas mismas cosas, pero
también otras. Estados Unidos, las naciones europeas y China se han abierto,
pero además le han puesto un interés extraordinario a la economía del
conocimiento, a la innovación, a la calificación de su mano de obra y a la calidad
de su sistema educativo.”
El economista colombiano afirma que “el tema no es que
México se haya abierto mucho, sino que no hizo otras cosas que había que hacer
junto con la apertura”. Una de ellas, agrega, es desarrollar una política
social mucho más inclusiva, con educación y salud de mejor calidad para todos y
“con una protección social mínima” para los millones de pobres.
“Esas son cosas fundamentales –plantea Perry– para que los
ciudadanos se sientan mucho más integrados al desarrollo de su país, al modelo
político y al modelo económico, y para que contribuyan con todo su interés a
que las cosas funcionen. Sólo así se generan consensos nacionales. No es un
misterio, eso es lo que lograron hacer todos los países europeos.”
El gobierno de Calderón justificaba el bajo crecimiento
económico con el argumento de que Estados Unidos, el principal socio comercial
de México, fue golpeado por la crisis financiera y eso limitó el aumento de su
PIB a 0.83% por año entre 2007 y 2013. Pero, a cambio, el panista gobernó con
altos precios internacionales del petróleo –que superó los 100 dólares por
barril en esos años–, lo que se tradujo en holgados ingresos fiscales.
A Peña Nieto le tocó un escenario opuesto: la recuperación
de la economía estadunidense y la caída en los precios del crudo. El resultado
también fue un crecimiento mediocre, incluso en comparación con el resto de
Latinoamérica, cuyas economías sortean parecidas coyunturas.
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