La imagen de militarización de la frontera
de Estados Unidos con México que trata de promover el presidente Donald Trump se hizo realidad
este viernes cuando empezaron a llegar los primeros efectivos a algunas zonas
de California, Arizona y Texas. La aviación de Estados Unidos distribuyó
imágenes de soldados llegando al aeropuerto de Harlingen, Texas, para su
despliegue en la zona de McAllen, al sur del Estado. Son los primeros 1.000
soldados de un contingente aprobado de 5.200 que, según el presidente Trump,
podría llegar a los 15.000.
El despliegue militar,
que en sus cifras máximas sería mayor que la presencia de Estados Unidos en
Irak, tiene como objetivo supuestamente la contención de la
“invasión”, en palabras de Trump, que se avecina desde Centroamérica. Una caravana de migrantes que
partió de Honduras en dirección al norte y hace dos semanas
cruzó la frontera entre Guatemala y México en dirección a Estados Unidos. La
caravana, formada por familias desesperadas, ha crecido hasta las 7.000
personas. Se encuentran a más de 1.000 kilómetros de la frontera entre México y
Estados Unidos. Y avanzan a pie.
Todo esto sucede a
cuatro días de las elecciones legislativas del
próximo martes, 6 de noviembre, en las que Trump se juega el futuro
de su presidencia. Trump ha convertido este asunto en uno de los principales
puntos de su campaña y trata de excitar a sus seguidores transmitiendo
sensación de caos en la frontera, un caos al que, dentro de esta lógica
narrativa, él responde con dureza para defender EE UU. Los militares no pueden
hacer las labores de policía de inmigración (ICE) y los agentes de seguridad
fronteriza (CBP). Su trabajo se limita a apoyo logístico y administrativo, para
poder destinar más agentes al trabajo de seguridad en la frontera.
El despliegue militar
en la frontera está además envuelto en la retórica antiinmigrantes más dura que
ha utilizado Trump desde tiempos de la campaña electoral. El jueves, Trump
anunció que se plantea modificar las leyes de asilo, que quiere modificar por
decreto la Constitución para negar la
nacionalidad a los nacidos en territorio de EE UU de padres
extranjeros, y que ha pedido a los soldados desplegados que respondan con fuego
a cualquier agresión.
La actual demostración
de fuerza en la frontera es la segunda después de que Trump exigiera la movilización de más de
2.000 miembros de la Guardia Nacional (ejército de reservistas que depende de
los Estados) ante la llegada de una caravana de inmigrantes parecida el pasado
mes de abril. Aquella caravana llegó a la frontera dividida en grupos de
decenas o cientos. Los que pidieron refugio en los puertos de entrada de la
frontera fueron recibidos y sus peticiones procesadas, de acuerdo a las leyes
de asilo estadounidenses.
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