Los problemas al respecto van de la definición al uso
desmedido y la falta de supervisión
Atentan contra los derechos a un ambiente sano; agricultores
y embarazadas, los más vulnerables
Hay un sistema perverso de subsidios que apoyan la
utilización de plaguicidas en la agricultura, afirman organizaciones
ecologistas. Proponen un cambio de política, a fin de que se apoye con fondos
federales y estatales las alternativas agroecológicas para el control de plagas
y enfermedades
El país debe contar con un nuevo régimen legal sobre
plaguicidas, pues la gestión actual es pésima. Los problemas detectados sobre
el tema van desde la ausencia de la definición de esas sustancias altamente
peligrosas, un uso desmedido, falta de supervisión y vigilancia, hasta un
sistema perverso de subsidios que apoyan su utilización en la agricultura.
Lo anterior lo plantea el reporte Derechos humanos y
plaguicidas, de Greenpeace y la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas
en México (Rapam), en el que se alerta sobre la urgencia de contar con un nuevo
régimen legal en la materia, en un contexto de respeto a los derechos humanos y
la transición hacia la agricultura ecológica.
Los plaguicidas, de acuerdo con Rapam, son sustancias
químicas que se han convertido en el principal mecanismo de control de plagas
en el campo y la ciudad debido a la expansión e influencia de la industria
química, lo cual provoca graves problemas a la salud y al ambiente.
Quien contamina, paga
El documento refiere que un nuevo marco regulatorio deberá
tener como pilares los principios de precaución: quien contamina, paga, así
como el de sustitución. Lo anterior deberá exigirse pues la legislación vigente
tiene deficiencias en el manejo de estas sustancias altamente peligrosas, las
cuales atentan contra los derechos a un medio ambiente sano, a la alimentación
y el agua, la salud, así como derechos laborales de trabajadores del campo,
mujeres embarazadas o en lactancia y niños jornaleros.
Plantea que en una posible legislación debería haber un
apartado relativo a las sustancias químicas. Esta regulación debería fijar
líneas generales acerca de la responsabilidad de las empresas, reglamentar los
avisos a terceros que pueden ser afectados por esas sustancias, sobre todo
cuando se trate de niños, mujeres embarazadas y en lactancia.
Entre los problemas que hay con los plaguicidas están su uso
desmedido, las deficiencias en su etiquetado, malas prácticas empresariales,
excesiva confidencialidad, falta de transparencia y de generación de cifras y
estadísticas.
Fernando Bejarano, director de la Rapam, dijo en la
presentación del documento, que se necesita un mecanismo expedito de
prohibición de los plaguicidas altamente peligrosos que están incluidos en
convenios internacionales o vetados en otros países, lo que supone ir más allá
del discurso de un manejo adecuado.
Apoyo a alternativas agroecológicas
Refirió que se requiere un cambio de política, a fin de que
se apoyen con fondos federales y estatales las alternativas agroecológicas para
el control de plagas y enfermedades como recomiendan los relatores de derechos
humanos de Naciones Unidas y las reuniones internacionales de gestión de
sustancias químicas.
Entre las propuestas del reporte está el etiquetado, pues
éste constituye información de primera mano acerca del tipo de producto con la
que contarán los usuarios, así como los servicios médicos en caso de
accidentes. Se trata de un elemento esencial en la gestión de plaguicidas,
dijo. Además, no deben tener publicidad, ni estar próximos a alimentos o
bebidas, niños o niñas o incentivar prácticas peligrosas.
También señala que se debe dar atención especial al cuidado
de los cuerpos de agua en los procedimientos de descarte de envases o del
líquido contaminado con plaguicidas en las actividades de limpieza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario