La próxima Asamblea Nacional del PRI, el 12 de agosto
próximo, se realizará en el peor escenario posible para el partido gobernante:
la reciente encuesta del periódico Reforma confirmó que el 80 por ciento de los
consultados se oponen a la continuidad del tricolor en la presidencia de la
República, no tienen un candidato sólido e indiscutible al interior del
gabinete de Enrique Peña Nieto y ahora ya se ventila la posibilidad de abrir
los “candados” estatutarios para abrir el abanico de aspirantes.
No hay nada peor para los priistas que la incertidumbre.
Acostumbrados a los rituales sexenales del “destape”, el “tapado” y la
“cargada”, el peñismo ha sido tan anticlimático en este punto como en
prácticamente todos. Las alianzas, las finanzas, las trampas y las candidaturas a diputados federales,
senadores y gobernadores se mueven a partir de la elección del sucesor
presidencial.
El problema es que ante la ausencia de un aspirante claro,
muchos militantes priistas se han unido a “la cargada” a favor de Andrés Manuel
López Obrador, aunque no lo digan públicamente. Y, en otros casos, están
concentrados en salvar sus cotos de poder ante la posibilidad de que Peña Nieto
designe al peor de los aspirantes posibles.
La incertidumbre es un aliento también para incrementar la
corrupción, de por sí desatada en este sexenio. La falta de certezas en el
futuro transexenal es un incentivo para que alcaldes, gobernadores y
legisladores priistas decidan adelantar el “año de Hidalgo”. Tienen, además, el
ejemplo de su propio presidente de la República que no remueve a ninguno de los
funcionarios acusados de corrupción. Ahí está el caso escandaloso de Gerardo
Ruiz Esparza, titular de la SCT, contra quien no ha podido ni el mismo Luis
Videgaray.
Los laberintos de la candidatura del PRI se agravan ante los
siguientes datos, reflejados en la encuesta a domicilio entre 1,200 personas,
publicada este domingo 23 de julio por el periódico Reforma:
-El 80 por ciento de los mexicanos rechazan que el PRI
gobierne un sexenio más y sólo 13 por ciento respalda la continuidad. El PRI se
ha colocado en tercera fuerza electoral, por debajo de Morena (28 por ciento) y
del PAN (23 por ciento). El PRI tiene sólo el 17 por ciento de preferencias. Ni
con el 5 por ciento del Verde alcanza a rebasar a Morena y al PAN.
-La “caballada” priista está tan flaca como débil. Quien
encabeza las preferencias del lado priista, según todas las encuestas. es el
secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong. En el caso de Reforma
registra un 20 por ciento de porcentaje de preferencias, en población general y
30 por ciento entre priistas. Muy lejano, en segunda posición, está el
gobernador mexiquense saliente, Eruviel Avila con 9 y 16 por ciento,
respectivamente, entre población abierta y simpatizantes priistas; el canciller
Luis Videgaray tiene apenas 4 por ciento en ambos casos y el titular de la SEP,
Aurelio Nuño, registró 2 por ciento. Ni todo el dinero invertido en la campaña
de medios de Nuño ha logrado que se eleve un poco más el “consentido” de Peña
Nieto.
-Otros precandidatos ni siquiera figuran en el imaginario
demoscópico: el ex rector de la UNAM y secretario de Salud, José Narro es
desconocido por el 74 por ciento de los consultados; José Antonio Meade,
secretario de Hacienda, tiene apenas el 4 por ciento de nivel de
reconocimiento; y el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, a quien
algunos lo proyectan como aspirante, es desconocido por el 74 por ciento de la
población.
-A esto hay que agregar que los aspirantes que no forman
parte del entorno “peñista”, como el ex dirigente nacional Manlio Fabio
Beltrones, y la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega, están por debajo de
las preferencias de los otros candidatos del PAN y del PRD.
-De los aspirantes “independientes”, el gobernador de Nuevo
León, Jaime Rodríguez El Bronco, registró 13 por ciento de menciones, seguid
por el periodista Pedro Ferriz de Con, quien tuvo el 12 por ciento y el senador
guerrerense Armando Ríos Piter, con 8 por ciento. El PRI ni siquiera ha
perfilado a un candidato “independiente” cercano a sus filas.
-En medio de este panorama, el coordinador de los priistas
en la Cámara de Diputados, César Camacho, declaró este lunes 24 de julio que un
“simpatizante” podría ser candidato presidencial del PRI. Es decir, no tendría
que llenar el candado estatutario de 10 años mínimos de militancia.
El ex gobernador mexiquense, que nunca dice nada fuera del
guión presidencial peñista, afirmó que en 2013, en la XXI Asamblea del PRI, se
abrió la opción “a que muchos de nuestros candidatos puedan salir de entre
ciudadanos simpatizantes del partido”.
-Por otro lado, el ex gobernador de Oaxaca, José Murat, ha
hecho una ronda de declaraciones con un claro objetivo de reforzar a su aliado,
el secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong. En entrevista con La Jornada, Murat advirtió
que “hay intentos de personas y grupos que buscan arrebatarle la candidatura
presidencial” al PRI, pero que la XXII
Asamblea Nacional “no será un traje a la medida y mucho menos la unción de una
candidatura”.
A buen entendedor pocas palabras: “ya pasaron los tiempos de
los ungidos y de la nomenclatura que todo decidía”.
-¿Quién es el candidato del Grupo Atlacomulco? Todo parece
indicar que entre ellos se están arrebatando la nominación. Y Peña Nieto ha
alentado esta fragmentación dentro de su propia casa matriz. Lo peor es que el
peñismo y las redes de corrupción del Grupo Atlacomulco acaben por optar por un
candidato presidencial priista débil para reforzar a un candidato “opositor” y
funcional, que les garantice su continuidad. Ahí están en fila Margarita Zavala
y el ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario