Múltiples son los premios y reconocimientos otorgados al
artista, así como las exposiciones que montó en el mundo
El Museo del Palacio de Bellas Arte le rindió homenaje con
una retrospectiva en 2008
El enfant terrible, el rupturista, el harto, el narcisista,
el Gato Macho, el artista mediático, creador de un mundo de deformes y
desdichados, famoso por la frase la cortina del nopal y haber bautizado a la
Zona Rosa, el artista José Luis Cuevas (Ciudad de México, 26 de febrero de
1934) murió ayer, confirmó a La Jornada María Cristina García Cepeda, titular
de la Secretaría de Cultura del gobierno federal.
La sombra de la muerte no era algo nuevo para el dibujante,
grabador, escultor, pintor, ilustrador y escritor. En 1973 una enfermedad del
corazón lo obligó a permanecer en reposo durante un par de meses. De allí
surgió el libro Confesiones de José Luis Cuevas, de Alaíde Foppa, cuyo primer
capítulo, Enfermedad y muerte, se inicia así: José Luis Cuevas dice que se va a
morir; y no se sabe si lo dice de veras, o si está actuando su personaje; o si
está actuando y luego se cree la actuación.
A la periodista guatemalteca el artista le confió: Siempre
he estado aterrado por la muerte. Ya lo sabes, mi obra es una larga meditación
sobre la muerte. A los 11 años enfermé del corazón a consecuencia de unas
fiebres reumáticas; y por eso es tan grave lo que estoy pasando: revivo la
enfermedad de niño que me tuvo un año en cama.
Sin embargo, se repuso el nacido en los altos de la fábrica
de lápices y papeles El lápiz del águila, administrada por su abuelo paterno, y
quien en 1944-46 ingresó como alumno irregular a la Escuela Nacional de
Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda.
Asesorado por Lola Cueto, en el Mexico City College, realizó
sus primeros grabados. En 1948 montó su primera exposición en el Seminario
Axiológico. Su hermano Alberto, médico siquiatra, lo llevó cuatro años después
al manicomio de La Castañeda, en la que tuvo como modelo a enfermos mentales.
Expuso de nuevo en 1953, ahora en la Galería Prisse.
En la internacionalización de Cuevas jugó un papel
protagónico el abogado y crítico de arte cubano José Gómez Sicre, arraigado en
Estados Unidos, quien en 1954 lo invitó a exponer en la Unión Panamericana, en
Washington, DC. Tres años después viajó a Filadelfia para ilustrar a Franz
Kafka por encargo de la Editorial Falcon Press. El libro se tituló El mundo de
Kafka y Cuevas.
Siguieron exposiciones en La Habana, Caracas, Lima, Buenos
Aires, Nueva York, Italia, San Luis, Misuri, y en 1959 ganó el primer Premio
Internacional de Dibujo de la Bienal de Sao Paulo. En la Zona Rosa (en una
entrevista, Cuevas había dicho sobre su muestra en la Galería Proteo: Expongo
temas de la zona roja en esta zona rosa) dibujó un Mural efímero en el que se
mofaba de los afanes continuistas del muralismo.
Tras autoexiliarse tres años en Francia, regresó a México y
en 1981 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Bellas Artes. En 1992
se inauguró el museo que lleva su nombre en la casona conventual de Santa Inés,
ubicada en Academia 13, Centro Histórico, cuyo patio es dominado por La
Giganta, escultura monumental en bronce de ocho metros de altura. El recinto,
que alberga la colección de arte que su primera esposa Bertha Riestra y él
reunieron durante más de 30 años, se ha dedicado a promover el arte mexicano y
latinoamericano, en particular.
La primera directora del museo fue Bertha Riestra, fallecida
en 2000. Un lustro después asumió la dirección su segunda esposa, y ahora
viuda, Beatriz del Carmen Bazán.
Constantes son los premios y reconocimientos otorgados a
Cuevas, también las exposiciones en el mundo. El Museo del Palacio de Bellas
Artes le rindió homenaje con una gran retrospectiva en 2008. El Centro Cultural
Estación Indianilla montó en 2011 la exhibición de dibujo y escultura con obras
de gran formato de la serie Animales impuros, que han sido expuestos en calles
y espacios museísticos de México y de otros países.
José Luis Cuevas ha buscado con meticulosa paciencia que su
figura sea monumental y monstruosa, escribe Juan García Ponce en la introducción
del libro que en 1996 le dedicó Jaime Moreno Villarreal.
“En el seguimiento de los datos que han figurado la
fisonomía del monstruo se encuentra una historia general que se ha formado
valiéndose de José Luis Cuevas y una historia particular de José Luis Cuevas.
Las dos juntas pueden provocar la creación de un panorama único y múltiple, de
un monumento y de un monstruo.
“Pero, en el instante en que el monstruo pueda provocar la
creación de un monumento basado en su figura, ¿no deja de ser un monstruo para
convertirse en el monumento que su monstruosidad ha hecho posible y revela?,
pregunta García Ponce en José Luis Cuevas: el monstruo y el monumento,
iconografía de una imagen pública.
Desde sus cuentas en Twitter, el presidente Enrique Peña Nieto;
el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera; María
Cristina García Cepeda y Eduardo Vázquez, titulares de las secretarías de
Cultura federal y local, respectivamente, enviaron sus condolencias por el
deceso de José Luis Cuevas.
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