Papantla, Ver. Visitar el Festival Cumbre Tajín no sólo es llegar a un lugar
de historia y tradición, como dijo Ana Torroja al iniciar su concierto la noche del domingo en el Parque Takilhsukut.
Es adentrarse en un mundo de simbología, cosmovisión y legado de la cultura totonaca que ha resistido los embates de la modernidad y enfrentado los problemas socioeconómicos con la finalidad
de preservar sus valores y tradiciones.
Papantla, Ver. Visitar el Festival Cumbre Tajín no sólo es
llegar a un lugar de historia y tradición, como dijo Ana Torroja al iniciar su
concierto la noche del domingo en el Parque Takilhsukut.
Es adentrarse en un mundo de simbología, cosmovisión y
legado de la cultura totonaca que ha resistido los embates de la modernidad y
enfrentado los problemas socioeconómicos con la finalidad de preservar sus
valores y tradiciones.
Durante cinco días del festival participan sanadoras y
curanderas tradicionales, cocineras, artesanos en madera, algodón y alfarería;
hay niños y niñas que bailan y cantan con sus atuendos tradicionales, mientras
algunos caminan con máscaras, además de aquellos que con su ritual se han
convertido en espectáculo, como los voladores de Papantla.
Para ser volador sólo hace falta tener valentía, aseguró uno
de los jóvenes que desde pequeños se iniciaron en la práctica de esta ceremonia
religiosa.
El parque, que destaca por albergar el Centro de las Artes
Indígenas, patrimonio inmaterial de la humanidad, con 16 casas de tradición
donde se enseña y difunde el legado totonaca con cursos y talleres, incluye el
lugar más solemne y visitado: la Casa de los Abuelos.
En este inmueble –construido como los demás, con palma,
bambú y adobe–, 12 adultos mayores guían y enseñan las tradiciones del pueblo
totonaca con sabiduría.
Guía y sabiduría
En este lugar, el simbolismo ancestral fue plasmado en las
formas de las palmas que lo adornan, las mazorcas de maíz, el olor a incienso y
las esculturas de sus santos patronos, las cuales exhiben el sincretismo
cultural, prehispánico y novohispano.
Estamos trabajando espiritualmente y con bandera de paz. Así
vamos a seguir hasta que estemos aquí , dijo Ubaldo Santiago, uno de los 12
abuelos que encabezan la tradición del Totonacapan.
Los abuelos, prosiguió, nos dedicamos a hablar con los
jóvenes para que se porten bien y dejen las malas compañías, porque ahora hay
más drogas y se echan a perder ellos mismos.
Además, dijo, les inculcamos las tradiciones y la lengua
totonaca, porque nosotros no vamos a perder nuestra cultura, y para ello
tenemos que sembrar la semilla en los jóvenes.
La noche del domingo, la ex integrante de Mecano, Ana
Torroja, fue recibida con entusiasmo por los asistentes, que aplaudieron cuando
la española tomó el micrófono para agradecer al público: Esta noche será un
viaje por el pasado y el presente, lo único que les pido es que se dejen
llevar, sentir; que griten y bailen.
La voz única de Torroja se escuchó en el escenario del Nicho
de la Música con sus temas más conocidos, entre ellos Hijo de la Luna, Cruz de
navajas, Maquillaje, Sonrisa y A contra tiempo; además, regaló a sus seguidores
La puerta de Alcalá, la cual fue celebrada por muchos que se encontraban de
pie, otros sentados y hasta acostados sobre el pasto en diversos puntos del
parque.
Antes de Torroja, salió al escenario el ex baterista de Zoé,
Siddhartha, músico de indie rock que atrajo los gritos de las adolescentes.
El dueto de las Hermanas García, de la región de la costa
chica de Guerrero, sobresalió en el programa musical; con sus baladas pusieron
el toque romántico-bohemio a la tarde dominical que reunió a visitantes de
diversos puntos del país.
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