Puede resultar en una expansión de especies animales y
vegetales invasoras, y en la extinción de otras autóctonas menos competitivas,
alerta experto en la revista Nature
Las zonas libres de hielo de la Antártida podrían expandirse
casi 25 por ciento antes del año 2100 debido al cambio climático, lo que
alteraría drásticamente la biodiversidad del continente, según una
investigación publicada ayer en Nature.
Las zonas sin hielo constituyen actualmente menos de uno por
ciento del continente, pero albergan casi toda la flora y la fauna antártica.
Calculamos que el deshielo en el continente antártico
conducirá a finales de este siglo a la aparición de más de 17 mil 267 kilómetros
cuadrados, cerca de 25 por ciento, de nuevas áreas libres de hielo, dijo Aleks
Terauds, experimentado investigador de la División Antártica Australiana.
La investigación es la primera en examinar el impacto del
cambio climático en las zonas sin hielo de la Antártida. Puede que aporte
nuevas zonas para que colonicen especies nativas, pero también podría resultar
en una expansión de especies invasoras y, a largo plazo, en la extinción de
especies autóctonas menos competitivas, alertó Terauds.
Hasta ahora, la investigación del cambio climático en la
Antártida se ha centrado en las placas de hielo y el impacto potencial en el
aumento del nivel del mar, mientras el efecto del cambio climático en el
deshielo y la biodiversidad autóctona de la Antártida ha sido ignorado durante
mucho tiempo, explicó la coinvestigadora Jasmine Lee, de la Universidad de
Queensland.
Los científicos descubrieron que el mayor cambio se
registrará en la península Antártica, cerca de Sudamérica, así como en la costa
del este antártico, cercana a Australia.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que si se
reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se restringe el aumento
de la temperatura global a menos de 2 grados Celsius, es probable que los
efectos en el hábitat de las zonas libres de hielo y su biodiversidad se
reduzcan.
Actualmente, estas zonas miden entre menos de un kilómetro
cuadrado y miles de kilómetros cuadrados. Son importantes territorios de
apareamiento de especias nativas como pingüinos, focas y aves marinas, y
albergan pequeños invertebrados y algún tipo de vegetación que no se da en
ningún otro lugar del mundo.
Según Terauds, dada la distribución restringida de muchas de
estas especies, que a menudo sólo están presentes en una región, o incluso en
una sola zona libre de hielo, el estudio aporta información de valor
incalculable. Entender el efecto de la expansión de las zonas sin hielo es
esencial si queremos entender por completo las implicaciones del cambio
climático en la Antártida, señaló.
Los investigadores también indicaron lo preocupante que es
que el deshielo de la Antártida proporcione nuevas oportunidades para las
especies invasoras.
La principal defensa de la Antártida contra las especies no
autóctonas es su clima extremo, al que las especies nativas llevan adaptándose
durante varios miles de años, dijo Lee.
Sin embargo, el calentamiento del clima y el aumento de las
conexiones en el territorio podría proporcionar a las especies no nativas,
algunas de las cuales ya están allí, la habilidad de establecerse y expandirse
por el paisaje.
Muchos de estos animales y plantas podrían convertirse en
invasores y competir con las especies nativas por espacio y recursos, destacó
Lee. Una de esas especies no autóctonas que se ha convertido en invasora es la
pos annua, hierba común que se encuentra en todo el mundo y que ha colonizado
recientemente las zonas libres de hielo surgidas por el retroceso de los
glaciares.
Se cree que superará a las plantas autóctonas de la
Antártida, aunque aún no sabemos el impacto que tendrá en los animales, dijo
Lee.
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